Ya en la Antigüedad, los sabios orientales consideraban que, asociado a la zona laríngea (garganta) y a la glándula tiroides, los humanos poseíamos un oído capaz de percibir frecuencias de un modo extraordinario y sobrenatural. Ellos alegaban que este «superoído» era capaz de advertir ondas que la audición física no captaba. Y a ese oído superlativo […]