Las leyendas que se han difundido y los usos que se la han dado han hecho de la mandrágora una planta tanto mágica como misteriosa. Es una planta con raíces gruesas que crece principalmente en zonas sombrías y húmedas; por ejemplo, en bosques cerrados donde no da mucho el sol, o cerca de riachuelos. Tiene unas hojas verdes y anchas, y en otoño suele dar su fruto, de color amarillo o naranja. Es parecida a la manzana. Sin embargo, no es su fruto lo que hace que la mandrágora tenga tanta fama.
Las leyendas de la mandrágora
Durante siglos, la mandrágora ha sido protagonista de diversos mitos y leyendas. Los culpables de que el interés acerca de la mandrágora se transmita de generación en generación, son principalmente sus usos curativos y las formas que tienen sus raíces. Existen leyendas que definen la mandrágora como una planta medicinal, y hay otras que la tachan de maldita.
Para toparnos con las primeras menciones de esta planta, nos tendríamos que remontar hasta la Grecia clásica. Entones la llamaban Circe, igual que una diosa y hechicera que inmortalizo Homero. Consideraban entonces, que la mandrágora daba buena fortuna, y era un símbolo de prosperidad.
Antiguamente, en poblados de África y Asia, se pensaba que la mandrágora tenía propiedades curativas. Por ello, se solían lavar las manos y los pies con partes de dicha planta. En otras culturas, la mandrágora se ha solido relacionar con la fertilidad. Según dicen las leyendas, esta planta crecía gracias al esperma de los ahorcados. En el Antiguo Testamento se dice que Raquel, una mujer estéril, se quedó embarazada gracias a que se bebió una infusión de mandrágora.
Las raíces son hombrecitos
Quizás ésta sea la leyenda que más se ha extendido. Parece ser, que las raíces de la mandrágora se convierten en hombrecitos. La forma de esas raíces se asemeja bastante a la morfología de las personas. Sin embargo, no todas, sino algunas raíces de algunos privilegiados dueños. Cuenta la leyenda, que dichos duendes sirven para proteger al dueño de la planta. Sin embargo, también tienen su lado más oscuro. Si el dueño quiere usar las raíces para su consumo propio se enfrenta a un grave peligro. Quien arranque estos supuestos hombres muere en el acto. Es por eso que antiguamente ataban a un perro a la raíz de la planta para que cuando su dueño lo llamara y corriera hacia él, el perro fuera quien arrancara la raíz. Así el perro moriría, pero el humano podría usar la planta sin ningún problema.
La leyenda de Juana de Arco
Ésta es otra de las leyendas difundidas durante años. En el juicio de Juana de Arco, el juez sentenció que esta mujer tenía la capacidad de visionar el futuro gracias a que cobijaba dentro de sus ropas una raíz de mandrágora. El poder demoniaco de la planta hacía que Juana de Arco tuviera el don de la adivinación. Esta sentencia dio pie a la muerte de la joven francesa.
Usos terapéuticos
Sin embargo, no todo lo relacionado con la mandrágora son mitos. En la medicina antigua se utilizaba la mandrágora como planta curativa. Sus hojas hervidas, mucha veces en leche, se solían aplicar en úlceras. También se dice que curaba la languidez, las jaquecas y los dolores de cuello.
Anestésico natural
La mandrágora puede ser utilizada como un anestésico natural. Sin embargo, se desaconseja su uso, si no es con la supervisión de un especialista. La mandrágora es altamente tóxica, e ingerirla cruda puede provocar hasta la muerte. Se recomienda un uso en dosis pequeñas. Si su uso es el adecuado, es una planta que ayuda a provocar vómito, calma dolores bucales, de golpes en las articulaciones y dolores causados por la rotura de algún hueso, y también puede calmar parcialmente los dolores de cabeza y migrañas.
Deja una respuesta